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El PAIME, herramienta clave para luchar contra el autoestigma que sufren los propios médicos al enfermar.

El Dr. Lucas Giner Jiménez, médico psiquiatra y docente e investigador en la Universidad de Sevilla, fue el encargado de impartir la Conferencia Inaugural “El impacto de la COVID-19 sobre la salud mental y hábitos del colectivo médico” en el IX Congreso Nacional del Programa de Atención Integral al Médico Enfermo (PAIME). Durante su ponencia, puso en valor la existencia del PAIME que gracias a la confidencialidad y a su funcionamiento “es una herramienta clave para luchar contra el autoestigma que sufren los propios médicos cuando enferman y necesitan pedir ayuda”.

La Dra. Felicidad Rodríguez, ex decana de la Facultad de Medicina de Cádiz y miembro de la Comisión Central de Deontología del CGCOM, moderó la Conferencia Inaugural y presentó al Dr. Lucas Giner.

En la presentación de la conferencia, la Dra. Felicidad Rodríguez destacó que el colectivo médico se ha encontrado ante una situación de stress sin precedentes. “La necesidad de toma de decisiones complejas ante una enfermedad nueva, la incertidumbre, el desasosiego, la frustración, la impotencia, la sobrecarga laboral y el agotamiento, con un número insuficiente de profesionales, la falta inicial de recursos, el miedo continuo a enfermar y contagiar a los propios familiares, a los compañeros… Esa ha sido la realidad cotidiana, día a día, durante muchos meses, para muchos médicos”, dijo.

Además, en las fases más duras se alteraron las relaciones normales y de comunicación con los familiares y los pacientes: “ha sido la enfermedad de la soledad, la de los enfermos y sus familias, pero también la de los profesionales ante el miedo de poder transmitir a la propia familia. En los servicios de atención directa se han planteado muchos dilemas éticos en un contexto de “guerra de trincheras”, señaló la Dra. Rodríguez.

Esos momentos tan duros de la pandemia, “muchos profesionales, sobre todo en determinados servicios, los vivieron con ansiedad, abatimiento, angustia, irritabilidad, insomnio, tristeza y otras muchas alteraciones emocionales, pero también alteraron sus conductas con dificultades para desconectar, autoaislamiento, problemas de concentración, sensaciones de irrealidad, e incluso con síntomas físicos derivados de ese stress excesivo”, expuso.

Para la Dra. Rodríguez “esa era la situación que quedaba oculta tras los aplausos desde los balcones y que pone de relieve la importancia de “cuidar a los que nos cuidan”, la necesidad de los médicos de sentirse cuidados y no abandonados.

Durante la conferencia inaugural, el Dr. Lucas Giner Jiménez, experto en ideación suicida, desglosó los factores que han impactado en la salud mental de los profesionales durante la pandemia de COVID-19. Entre ellos, destacó los conflictos éticos, la alta presión asistencial, la falta de recursos materiales, la exposición directa, la sensación de fracaso, el desgaste profesional, el desamparo institucional, el miedo a contagiar a familias, pacientes y compañeros, el aislamiento, la ambigüedad social, el aumento de jornada con largas horas, la inexperiencia, la ignorancia y la presión asistencial.

“Estos factores son la tormenta perfecta para desarrollar cuadros de ansiedad y depresión y en algunos casos, estrés postraumático, tras la pandemia”, dijo el Dr. Giner quien destacó que, precisamente, el metaanálisis de datos sitúa que más del 30% de los sanitarios durante la pandemia que han estado a cargo de pacientes COVID ha sufrido ansiedad y depresión, así como problemas de sueño e insomnio. “Cada uno de estos cuadros es un factor de riesgo para la conducta suicida”, expuso.

Sin embargo, la pandemia, en su opinión, no ha hecho más que empeorar algo que ya existía. “Llueve sobre mojado porque muchos de estos factores ya existían antes de la pandemia”, asegura el Dr. Giner. De hecho, un tercio de los médicos ya padecían depresión antes de la pandemia y síntomas depresivos. “Las jornadas de trabajo tan largas, el número de guardias, la sobrecarga de trabajo y la sensación de desamparo institucional ya se daban antes de la COVID provocando el conocido síndrome de burnout cuyos niveles ya eran altos según estudios de varios países”, dijo.

Se puede decir que el impacto en la salud mental del profesional sanitario y en el médico, en particular, ha sido más intenso que para el resto de la población. “Es importante abordar los problemas de salud mental, porque repercuten en nuestra profesión, si los padecemos rendimos mal y esto favorece la aparición de errores médicos, mala praxis y, además, problemas legales”, dijo.

De hecho, anunció que “la mala praxis que se ha podido dar durante la pandemia fruto de la sobrecarga y estrés repercutirá en el estado afectivo de los profesionales”. “Esto al final es un círculo vicioso”, dijo.

En su opinión, el PAIME ha facilitado que médicos en los que se sentían estigmatizados por pedir ayuda, hayan podido acceder a un programa en que la confidencialidad y las facilidades para la asistencia disminuyen enormemente las barreras que el médico se autoimpone con la auto estigmatización de los problemas psiquiátricos y psicológicos.

“Sufrir una enfermedad mental es considerado para los médicos síntoma debilidad y esto, precisamente, favorece la ideación suicida. Hay que luchar para acabar contra el estigma social, el estigma de los compañeros, pero sobre todo el autoestigama que sufrimos nosotros mismos a la hora de buscar ayudar. El PAIME es una herramienta para luchar contra el autoestigma”, puntualizó.

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