Cinco consejos para llevar una alimentación equilibrada en verano.
El Dr. Josep Antoni Tur Marí, catedrático del Área de Fisiología de la Universidad de las Islas Baleares y CIBEROBN (Instituto de Salud Carlos III), destaca que en verano solemos cometer algunos errores con la alimentación como picar demasiado entre horas, abusar del alcohol o cenar copiosamente. El profesor Tur ofrece un listado de consejos para mantener una dieta equilibrada también durante la época estival.
1. Consumir verduras y hortalizas de temporada. Las sopas frías y ensaladas son una excelente opción para consumir verduras y hortalizas en verano. Aportarán agua, fibra, hidratos de carbono, vitaminas C, A y del grupo B; minerales, como potasio, calcio, magnesio y, además, pocas calorías. Las verduras y hortalizas de temporada aportan todos sus nutrientes. Entre los beneficios de estos vegetales destacan la estimulación de la función inmunológica, favorecen el tránsito intestinal y son importantes antioxidantes. Pepinos, calabacines, zanahorias, tomates, judías verdes y nabos están ahora en su mejor momento.
2. Disfrutar las frutas favoritas. Como las verduras, las frutas deben formar parte de la dieta durante todo el año. En verano, la variedad de frutas es tal que siempre hay donde elegir. Tienen un alto contenido en agua y, al mismo tiempo, aportan fibra, vitaminas, sobre todo C, A y B, y minerales como el potasio y el magnesio. Los beneficios de tomar frutas son muy numerosos: tienen un efecto saciante, ayudan a mejorar la motilidad intestinal y prevenir el estreñimiento, hidratan sobre todo ahora que aprieta el calor, retrasan el envejecimiento prematuro y contribuyen a mantener en buen estado nuestro sistema nervioso. Melones y sandías, melocotones, nectarinas, albaricoques, ciruelas, cerezas, mangos o higos, las posibilidades de elección en verano son casi infinitas.
3. Tomar legumbres, también en verano. El profesor Tur señala que, a menudo, se reserva la ingesta de legumbres para los meses en los que aprieta el frío. Es un error. Legumbres, como los garbanzos, las lentejas, los guisantes o las alubias, son ricas en proteínas, hidratos de carbono, fibra, vitaminas y minerales. Esta variedad de componentes convierte a las leguminosas en un buen aliado para la prevención de enfermedades como la hipertensión, la obesidad o la diabetes tipo 2. No se debe renunciar a ellas en verano. Se puede consumir en ensaladas o en cremas frías.
4. De la mar al plato. Si las vacaciones son cerca de la playa, no hay excusas para prescindir de todo el sabor del pescado. Sea blanco o azul, el pescado destaca por su alto valor nutritivo. Proporciona proteínas de gran calidad y una amplia variedad de vitaminas y minerales, como las vitaminas A y D, fósforo, magnesio, selenio y yodo. Es el momento del bonito, la sardina o el boquerón que son además muy ricos en ácidos grasos omega 3 y tienen propiedades cardiosaludables.
5. Cuidar la hidratación. Con el aumento de las temperaturas el organismo necesitará un extra de hidratación. Agua, infusiones, limonadas o zumos y refrescos bajos en azúcares conseguirán que el cuerpo reponga los líquidos que pierde.
El profesor Tur recuerda, por último, que alimentación y actividad física deben ir de la mano. “El verano es tiempo de descanso, pero no de inactividad”, comenta. Las opciones son infinitas. Nadar, jugar con la familia o amigos al aire libre, salir a caminar o correr por la playa o la montaña. El ejercicio físico ayudará a no ganar peso y mantener la figura, reducir el riesgo de enfermedades del corazón, controlar los niveles de azúcar en la sangre y de insulina del cuerpo, fortalecer huesos y músculos, mejorar el estado de ánimo, aumentar la autoestima y la energía y alejar la mente del estrés.
Publicado en el periódico online médicosypacientes.com