Dra. Ana Mª Herrero: “Los profesionales necesitan ver reconocido su esfuerzo”.
La internista del Hospital Reina Sofía y vocal de la Junta Comarcal de Tudela del Colegio de Médicos de Navarra, Ana María Herrero León nos relata en primera persona la experiencia en la lucha frente a la COVID-19 en el Hospital de Tudela que tuvo que multiplicar por cuatro sus camas de UCI, “una reorganización compleja, ágil y crucial” según explica la Dra. Herrero.
“En los inicios de la pandemia, cuando aún no teníamos ningún caso en el Hospital y recibíamos noticias de compañeros sobre la magnitud que estaba alcanzando en sus localidades, con informaciones continuas en los foros profesionales- recuerdo un sentimiento de incredulidad, de que algo parecido pudiera llegarnos, y nos pusimos en alerta. El ligero retraso, probablemente de una semana, nos ayudó a prepararnos.
Las primeras semanas fueron de adaptación continua a la sucesión de protocolos y ampliación de camas destinadas a los enfermos con coronavirus, que supuso un enorme esfuerzo de adaptación por parte del Servicio de Urgencias y de Medicina Interna, en primer lugar, y posteriormente de Medicina Intensiva y Anestesia. Los compañeros de Atención Primaria sufrieron en primera línea la llegada del virus y fueron varios los infectados que tuvieron que dejar sus puestos para hacer cuarentena. También afectó a algunos compañeros del Hospital, aunque no hemos tenido que lamentar casos graves.
Apoyo mutuo y motivación
Lo mejor de la lucha contra la COVID ha sido el espíritu de compañerismo y colaboración que, en medio de las complicadas situaciones encontradas, nos ha permitido salir a flote. Fue preciso reforzar turnos y especialistas que normalmente no hacen guardias se ofrecieron voluntariamente. Liderados por unos jefes, Ángel Samperiz y Teresa Rubio, que han trabajado, organizado y coordinado de forma ejemplar.
Lo más duro se vivió en las primeras fases por el incremento de enfermos sin haber terminado de organizarnos y con problemas de material que, al principio, obligó a “optimizar” en exceso su uso.
Hacer frente a esta situación de catástrofe y con continuas actualizaciones de los protocolos para adaptarnos a una demanda creciente e intensa, ha sido posible con profesionales motivados y muy concentrados en dar respuesta a una situación nueva para todos y con una gran capacidad de colaborar y apoyarnos unos a otros. En los primeros días, Medicina Interna se vio sobrepasada a pesar del incremento de horas de trabajo; se necesitó la colaboración de compañeros de otras especialidades médicas en planta y guardias, la incorporación a planta y hospitalización a domicilio de los residentes de familia de último año y más personal de enfermería y auxiliares. Si en Urgencias y en planta la reorganización y colaboración ha sido grande, en la UCI (que tuvo que multiplicar por cuatro sus camas) la reorganización fue compleja, ágil y crucial. La respuesta y colaboración por parte de la Dirección ha sido cercana y completa.
Tomar decisiones ha sido complejo y el Comité de Ética Asistencial del Área de Tudela, del que formo parte, ha colaborado cuando se le ha requerido en apoyo a la toma de decisiones.
Riesgos y amenazas
En la primera fase faltaron equipos protección, que obligaron a restringir su uso y a utilizar materiales no homologados, elaborados incluso por voluntarios. Ahora el escenario es muy distinto y la principal amenaza está en la relajación de las medidas de protección al pensar que el peligro ha pasado.
Lo que yo he vivido principalmente es trabajo y colaboración entre compañeros, tanto entre los médicos como con el resto de los estamentos sanitarios. No he percibido miedo, aunque sí incertidumbre frente a una enfermedad nueva, sin certezas en su manejo. Para combatir el estrés, la mejor ayuda ha sido compartir las experiencias de cada día. Desde Salud Mental se puso a disposición de los profesionales un plan de ayuda tanto personal como para enfrentar la comunicación con las familias. Trabajo social ha sido también una ayuda inestimable.
Han llegado los aplausos, desde el primer día, y otros muchos detalles (comida, material) que han sido motivo de agradecimiento por nuestra parte y que hemos expresado en videos que se han difundido desde los distintos servicios del Hospital.
¿Y ahora qué?
Ahora hay que recuperar fuerzas, recordar lo aprendido, la importancia del trabajo en equipo. Los profesionales necesitan ver reconocido su esfuerzo, la certeza de que vamos a contar con las herramientas necesarias para enfrentar las crisis, ésta que aún no ha terminado y las que puedan venir. Hemos aprendido mucho sobre organización en situación de crisis, y los protocolos y planes de contingencia ahí están. Esperemos que no necesitemos volver a implementarlos.
En el Hospital se han organizado y estabilizado dos circuitos de atención diferenciados para los enfermos con o sin coronavirus en urgencias, en planta y UCI. En este momento, se realiza PCR a todos los pacientes con ingreso programado o con exploración endoscópica. La población tiene que entender que la vuelta a la normalidad no será fácil y que se necesitará tiempo”.
REPORTAJE COMPLETO EN LA REVISTA PANACEA 129, ESPECIAL COVID-19
La revista Panacea 129, especial COVID-19, publica un reportaje en el que se incluyen más testimonios de médicos y médicas de Navarra en su lucha contra la COVID-19 en hospitales, centros de salud y residencias.