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Rafael Teijeira: “Invertir en investigación y en salud no es un gasto y debemos potenciarlo; es la única manera de mejorar la calidad de vida”

Entrevista al presidente del Colegio de Médicos de Navarra en la edición impresa del Diario de Noticias el domingo, 7 de febrero de 2021.

Rafael Teijeira Álvarez: “Invertir en investigación y en salud no es un gasto y debemos potenciarlo; es la única manera de mejorar la calidad de vida”

M. PÉREZ / JAVIER BERGASA – PAMPLONA 07.02.2021 

“Decir que el colectivo está cansado, hastiado, en una situación límite… es evidente, pero destaco su compromiso”

“Hay necesidad de cambios en el sistema sanitario, como que permita ser más ágil en la toma de decisiones”

Rafael Teijeira ha renovado al frente del Colegio de Médicos. Se niega a poner una nota a la gestión sanitaria de la pandemia, pero sí lo hace a los profesionales: “Sobresaliente”

Tras el reconocimiento social que tuvo el personal sanitario durante la primera ola de la pandemia con los aplausos, vino el reconocimiento institucional con la Medalla de Oro de Navarra, pero, como reconoce Rafael Teijeira Álvarez, especialista en Medicina Legal y Forense, los profesionales necesitan que se les reconozca también mejorando sus condiciones laborales. “¿Eso significa mejoras retributivas? Sí, pero también mejoras en otros campos y en otras áreas que permitan que la gente se sienta mejor atendida”, explica.

El pasado 25 de enero renovó al frente del Colegio de Médicos de Navarra. ¿Qué le ha llevado a hacerlo?

–La decisión es personal y voluntaria y la razón viene porque, después de cuatro años trabajando con un equipo e iniciando un proyecto, todavía hay cosas por hacer. Habiendo renovado algunas de las personas y otras se han quedado, creo que tenemos un equipo que vamos con ilusión a seguir con algo que todavía no hemos terminado, que es un plan estratégico que teníamos elaborado hasta el año 2021, el cual hay que culminar. Y luego, las circunstancias tan especiales que se han producido en el ámbito sanitario también nos animan a pensar que, como institución, podemos contribuir a valorar qué es lo que ha pasado y, sobre todo, a que el sistema mejore, porque el sistema va a necesitar de cambios. También nos hemos dado cuenta que ese proceso de digitalización que hemos hecho en el Colegio ha sido muy bien acogido por nuestros compañeros médicos y que en el campo de la formación también es fundamental ir por ahí y, además, ir con actividades acreditadas. Y luego venimos también de una época en la que, por ejemplo, en el año 2019 hicimos el foro Medicina y Ciudadanía, que tuvo muchísima repercusión, y creemos que actividades de ese tipo también hay que potenciarlas.

¿Qué valoración hace de la gestión sanitaria de la pandemia en Navarra?

–Lo que es evidente es que una situación como esta no se había vivido nunca y que cualquier institución que la afronte, o cualquier consejería, lógicamente se encuentra con grandes dificultades. Nosotros no hemos sido partidarios de hacer una valoración específica, ni de poner nota. Durante la primera fase, en la que estábamos confinados, hubo muchísima actividad en el colegio y esa actividad tenía que ver con propuestas constructivas, desde nuestro punto de vista, que se hicieron a la consejería buscando que la atención de los pacientes y la atención sobre los profesionales fuera mejor. Es evidente que ha habido cuestiones negativas, lo que tiene que ver con los problemas de recursos, inicialmente; lo que tiene que ver con problemas relativos a las pruebas diagnósticas, también inicialmente; el esfuerzo de los profesionales desde luego fue tremendo, pero aún así ahí hay una serie de lagunas, ¿no? Es cierto que ver las cosas retrospectivamente es muchísimo más fácil, pero es evidente que, visto así, la desescalada fue rápida y que cuando se empezaron a producir esos primeros contagios igual hubo dificultad para conseguir los aislamientos de forma más rápida o más intensa, que probablemente hubieran cortado más la evolución. Pero también hay aspectos positivos dentro de la actuación de la consejería, desde el estudio de seroprevalencia, que fue algo que nosotros aplaudimos en su momento; el esfuerzo realizado para ir aumentado la capacidad diagnóstica, situando a Navarra como una de las comunidades con mayor porcentaje de PCR por habitante; que se ha ido reforzando y dotando de más medios para la vigilancia y rastreo activo de contactos; y esa colaboración de las instituciones. Navarra ha sido un ejemplo de colaboración público-privada. Parece razonable que globalmente, cuando pase cierto tiempo, un grupo externo pueda hacer una valoración más adecuada de lo que ha sido la gestión de la pandemia.

Representa a 4.390 profesionales de la Medicina. ¿Cómo se encuentran tras casi un año de pandemia?

–Cuando uno se plantea esa pregunta hay que ponerse en la piel de quien durante un año ha estado sometido a una presión y a una incertidumbre como la que está siendo sometido el colectivo sanitario. Con lo cual, decir que el colectivo está cansado, hastiado, en una situación límite.., son calificativos que se ponen que resultan evidentes, pero yo destaco, sobre todo, el compromiso de los profesionales, porque, si después de todo este tiempo, siguen ahí y siguen dando lo mejor que tienen, lo que está claro es que los profesionales tienen un compromiso con la sanidad y con sus pacientes desde luego altísimo.

¿Cuáles son las principales demandas de los médicos navarros?

–Las demandas son crónicas. Se han puesto más de manifiesto ahora, pero hay una necesidad de cambios en el sistema sanitario, como es la necesidad de que el sistema de salud permita ser más ágil en la toma de decisiones en cuestiones relativas al movimiento de recursos, de personas, etc. Eso necesitará de modificaciones normativas, por ejemplo modificar la Ley Foral de Salud. Tener un sistema que sea más ágil y que se pueda adecuar mejor a las necesidades en cada momento es una de las demandas de los profesionales, con independencia de otras demandas que se piden siempre: mayor estabilidad, que los contratos sean más atractivos, por supuesto demandas económicas, pero no sólo económicas, temas de conciliación… El 53% de nuestros colegiados son mujeres y es evidente que en el ámbito de la conciliación, por mucho que debería de haber igualdad, en la práctica son las mujeres muchas veces las que más necesitan esas medidas. Medidas que además se han puesto de manifiesto que son necesarias en encuestas que se han realizado a profesionales de la Medicina. Y luego tener imaginación en la oferta a los profesionales de otras medidas. Hay zonas de difícil cobertura que hay que tratarlas de forma especial, hay que buscar que los profesionales se sientan bien atendidos, en el sentido de que si trabajan en un ámbito hospitalario comarcal tengan mucha relación con el hospital de referencia central; cosas de este tipo.

¿A qué se refiere con que el sistema sea más ágil al tomar decisiones?

–La estructura sanitaria requiere de una capacidad de gestión y de autogestión distinta a lo mejor de otras áreas de la administración pública, de tal manera que permita que la toma de decisiones a la hora de hacer contrataciones, compras, modernización… tenga más autonomía que la que pueda tener un sistema de función pública de otro tipo de actividades. Lo que, desde luego, se ha puesto de manifiesto en la pandemia es que esa necesidad se ha plasmado y ha habido normativas que han permitido hacer esos cambios, pero esas normativas habrá que prolongarlas en el tiempo o modificar las actuales para que permita esa capacidad de autogestión y, en el centro de todo eso, el profesional y, dentro de los profesionales, los médicos.

La Atención Primaria se ha convertido en el dique de contención de la pandemia y esto ha supuesto que la accesibilidad y la atención presencial haya sido la gran perjudicada. A su juicio, ¿qué medidas deberían implementarse ya para mejorar la atención en los centros de salud?

–Es verdad que es el dique de contención, pero para la atención de pacientes covid y no covid; la Atención Primaria es la base del sistema. También es un clásico decir que es necesario reforzar la Atención Primaria y, además, aumentar el presupuesto. A nivel presupuestario, en Navarra va a haber un incremento importante en las cifras de recursos hacia la Atención Primaria. Nosotros, desde el Colegio, y en colaboración con las sociedades científicas, durante este tiempo de la pandemia hemos contribuido con documentos para la posible mejora de la situación. Además, en algunos de los casos hemos recurrido a los profesionales directamente. La Atención Primaria necesita un refuerzo en personas, una desburocratización de la actuación de los médicos y una de las cuestiones que ha salido es que la Atención Primaria, que es básicamente presencial, tiene un problema ahora que es la combinación de la atención presencial con la telemática. Eso necesita de medios, necesita también de adecuarla en función de los pacientes que la reciben, porque hay pacientes que difícilmente van a poder ser sujetos de una atención telemática y, sin embargo, otros sí, también hace falta procesos de formación para los profesionales… En cualquier caso, lo que hay que buscar en este momento es que el paciente se sienta bien atendido y eso los profesionales son los primeros que lo quieren, aunque, en esta compleja situación, ellos mismos se dan cuenta de que a veces esa atención no es la óptima. Ahora bien, lo que hay que evitar sin ningún género de dudas es que los centros donde se atienden a los pacientes sean lugares donde se produzca transmisión de la enfermedad. ¿Combinar eso es fácil? No, dentro de las medidas que hemos propuesto esperemos que la consejería vaya poniendo en marcha algunas de ellas.

Uno de los problemas que se arrastra es la falta de médicos. ¿Por qué Navarra, donde hay dos facultades, no tiene suficientes? ¿Desde cuándo se remonta este problema?

–Realmente la falta de profesionales no tiene nada que ver con el número de Facultades de Medicina. En España globalmente no hace falta que salgan más médicos de las facultades. Lo que hace falta es que las plazas que se ofrecen para formación MIR sean más de las que actualmente se ofertan. Dentro de esas, hay especialidades, entre ellas Primaria, que deben aumentar el número de plazas ofertadas; esto es a nivel nacional. Luego está el problema local. Todas las comunidades tienen déficit de médicos de Primaria, para que Navarra no tenga lo que hay que mejorar es la oferta no sólo en número de plazas, sino en calidad, que los contratos sean de larga duración, que la eventualidad desaparezca, que las plazas sean más atractivas porque permitan fenómenos de conciliación, etc. Volvemos un poco siempre a lo mismo.

¿Cuándo volveremos a la normalidad, a nuestra vida anterior?

–El problema de hacer predicciones es que te equivocas siempre y si algo hemos visto es que, en general, las predicciones se han equivocado y que esperábamos que la cosa fuera a ir bien, pero se va prolongado en el tiempo. ¿Que se llegará a una situación de normalidad? Seguro que sí. ¿Cuándo? No lo sé. Lo que sí espero es que aprendamos. Desde luego, debemos potenciar sin ningún genero de dudas la inversión en salud y en investigación. Entre las muchas cosas que se han puesto de manifiesto es que tenemos profesionales magníficos, muy bien capacitados y de muy alto nivel en nuestro país y en nuestra comunidad. Lo que se necesita es que se vean apoyados desde el punto de vista de los recursos, tanto públicos como privados. Hay que potenciar la investigación, que se mide a largo plazo, porque no es algo que permita resultados muchas veces tan rápidos como en este caso, que ha sido espectacular que en tan poco tiempo se hayan conseguido vacunas, lo cual sirve para poner de relieve que cuando se invierte se consiguen resultados. Es necesario que se sea consciente desde el punto de vista institucional, pero también de la empresa privada, que tenemos que ir hacia ahí. Invertir en investigación y en salud no es un gasto; es la única manera de mejorar la calidad de vida de las personas.

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Los expertos dicen que la inmunidad de rebaño llegará cuando el 70% de la población esté vacunada. ¿Cuándo prevé que lleguemos a esa cifra en la Comunidad Foral?

–La verdad es que no lo sé –sonríe–. Lo que es evidente es que al ritmo de vacunación que vamos en este momento, esa previsión tan optimista del verano yo desde luego no la veo. Para conseguir cuanto antes esa inmunidad de grupo, lo que se necesita lógicamente es vacunar, pero para eso tienen que llegar vacunas. Nosotros creemos que el sistema está capacitado para vacunar, ahora lo que hacen falta son vacunas.

¿Usted se ha vacunado?

–No, a mí no me ha tocado todavía, aunque lo haré. Por mi actividad, Medicina Forense, perteneceríamos a la etapa 1 grupo 3.

¿Por qué si todo el mundo coincidía en que iba a haber una tercera ola tras la Navidad no lo supimos evitar? A su juicio, ¿debería haber sido el Gobierno foral más restrictivo con las medidas?

–Oía una entrevista a un especialista de la Universidad Pública que decía algo muy gráfico y es que a veces las olas no se pueden evitar del todo, es decir, que tú puedes ir poniendo sistemas de contención, pero que la ola llegará más o menos. Parece que esto está siendo así. Además, la experiencia de lo que está pasando en otras comunidades y en otros países es así, pero también hay una cosa que retrospectivamente podemos analizar. Navarra tuvo en el otoño una época malísima, con unos picos tremendos, con una tasa de infección a 14 días la más alta de España. Ahora, sin embargo, estamos en una situación mejor. A raíz de esa situación del otoño se tomaron una serie de medidas de contención. Esas medidas se han ido prolongando en el tiempo y probablemente han ayudado a que, en este momento, nuestra situación no sea tan mala como en otros sitios de España, con lo cual, es cierto que en navidades hubo una cierta liberalización, desde el Colegio ya advertimos que lo mejor era que no la hubiera y apelamos a la responsabilidad individual, pero lo que sí parece claro es que, si hay ese sistema de contención, las cifras bajan y la prolongación de ese sistema ayuda a controlar la pandemia.

Tras lo vivido en el último año, ¿qué lección se lleva aprendida?

–La solidaridad del colectivo y el dolor que ha sufrido la sociedad con esta situación, especialmente intensa en las personas mayores. Realmente es una auténtica desgracia.

 

 

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