El número de ataques contra agentes humanitarios ha ido en aumento debido a que han pasado de ser víctimas colaterales a ser objeto de ataques específicamente dirigidos contra ellos. Garantizar la seguridad de los profesionales sanitarios en el terreno en contextos de conflicto y violencia se ha convertido en un objetivo primordial de todas las organizaciones y que pasa por aumentar la formación especializada a estos profesionales, tener un buen conocimiento del medio, fomentar las relaciones con la contraparte local y contar con el apoyo de las fuerzas militares si fuera necesario.
Así se puso de manifiesto durante la mesa redonda “Seguridad en el terreno” celebrada en el marco del III Congreso de Cooperación de la Organización Médica Colegial (OMC) en Santiago de Compostela y que fue moderada por Rafael Estrella Pedrola, vicepresidente del Real Instituto Elcano.
Contó con la participación de Maria Alcázar, directora de Cooperación Internacional de Cruz Roja España; Dr. Felipe Noya, voluntario de Médicos del Mundo y Vocal de Acción Humanitaria de la Coordinadora Nacional de ONGDs; y D. Javier Mª Ruiz Arévalo. Coronel Infantería del Cuartel General de la Fuerza Logística Operativa.
Rafael Estrella introdujo el tema de la mesa aludiendo a que “hay que asegurar la seguridad del cooperante no sólo física sino con garantías de retorno a su puesto de trabajo, garantizando un seguro médico y el acceso a atención sanitaria”. Algo para lo que, a su juicio, hay que tener en cuenta las relaciones con los actores locales, líderes de la comunidad, fuerzas de seguridad, otras ONG y agencias de la ONU.
Maria Alcázar: “Es esencial que los profesionales sanitarios se formen en seguridad para proteger la asistencia sanitaria”
Precisamente, sobre ello habló Maria Alcázar quien aseguró que no solo es importante garantizar “la seguridad de los profesionales sanitarios en el terreno” sino de algo que “va más allá” que es la protección de la asistencia en salud en general.
Desde Cruz Roja llevan, tal y como explicó, desde hace años con una iniciativa llamada “Asistencia en salud en peligro” para llamar la atención “sobre los ataques deliberados que existen contra profesionales sanitarios, pacientes e instalaciones” y las acciones que se están tomando para revertir esta situación que van desde la formación de personal de las Fuerzas Armadas, a personal sanitario, e incidencia para que cambien legislaciones y sensibilizar, porque “sin hospitales no hay esperanza”.
En este sentido, dijo que es esencial que los profesionales sanitarios se formen en seguridad, en los derechos y obligaciones que tienen, y también específicamente sobre los contextos de conflicto y violencia generalizada para “proteger la asistencia sanitaria”.
Como medidas sugirió la protección jurídica de los heridos y los enfermos, el personal y las instalaciones de salud y los medios de transporte sanitario y otorgar protección jurídica a la ética y la confidencialidad médica en los conflictos armados y otras emergencias reprimir y sancionar eficazmente las violaciones de las normas por las que se protege la prestación de asistencia de salud. Así como, el intercambio de experiencias de mecanismos de registro de incidentes contra la asistencia de salud y apoyo para su desarrollo. Puso el ejemplo del Observatorio Nacional de Agresiones de España de la OMC.
El Proyecto “ICRC Health Care In Danger” (Asistencia de Salud en Peligro) fue puesto en marcha por el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, en 2012, con la finalidad de garantizar el acceso de forma segura a servicios de salud y a la asistencia sanitaria.
La FCOMCI se ha adhirió en 2015 a esta campaña tras la firma de un convenio de colaboración con el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y la Cruz Roja Española (CRE), que incluía el objetivo, además de difundir e impulsar esta campaña, de traducir el módulo en Español para facilitar el acceso a las herramientas de formación a todas las instituciones, sanitarios, Gobiernos y profesionales humanitarios, entre otros, de la comunidad hispanohablante.
Dr. Felipe Noya: “La disposición a trabajar en red y crear alianzas con la contraparte local es otro de los puntos fuertes para garantizar la seguridad”
Por su parte, el Dr. Felipe Noya habló, en su intervención, sobre los niveles de participación y responsabilidad de los cooperantes y voluntariado en los procesos referidos a la seguridad, porque a su juicio “la seguridad no es un campo específico de logistas, sino que se trata de una responsabilidad compartida”.
Dentro de las múltiples herramientas de seguridad en los proyectos y programas, y concretamente, los que afectan a asistencia y salud, la seguridad afecta de modo transversal y estos instrumentos “deben de ser conocidos y utilizados por los cooperantes”.
Es por ello que insistió en la necesidad de garantizar que el nivel de formación en seguridad de los profesionales que salen al terreno sea “de calidad, evitando el intrusismo, y la mala praxis”. Incluso hizo hincapié en la importancia de la elaboración de adecuados protocolos de reclutamiento para los proyectos con participación de médicos ante la complejidad de los contextos, porque “en seguridad no hay recomendaciones, se toman decisiones”.
Además de la formación de los cooperantes es importante la información en los incidentes críticos que -según dijo el Dr. Noya- es fundamental para un aprendizaje continuo” y tener un buen conocimiento del medio.
La disposición a trabajar en red y crear alianzas con la contraparte local es otro de los puntos fuertes para garantizar la seguridad. Además, la aceptabilidad de la población es un valor añadido. “Si nuestros proyectos son participados, organizados, por la población local, y no sólo son receptores de la ayuda, la aceptabilidad es mayor. Este factor consideramos es clave, y nos sirve no sólo como justificación de poner en marcha un proyecto sino que además creemos es garantía de estar y ofrecer seguridad. Sólo así entendemos la seguridad”, explicó.
Coronel Javier Mª Ruiz Arévalo: “Los conflictos actuales evidencian una frecuente implicación militar en el campo de la ayuda humanitaria”
Sobre la aceptación frente a la protección como un dilema humanitario en los conflictos del siglo XXI habló el Coronel Javier Mª Ruiz Arévalo, quien dijo que los conflictos actuales evidencian una frecuente implicación militar en el campo de la ayuda humanitaria.
Esto hace que, según reflejó, “las organizaciones humanitarias hayan perdido en muchos casos la aureola de neutralidad que les garantizaba la aceptación de las partes en conflicto”. “Esa pérdida de aceptación se ha traducido en una amenaza para su seguridad”, matizó.
El número de ataques contra agentes humanitarios ha ido en aumento debido a que han pasado de ser víctimas colaterales a ser objeto de ataques específicamente dirigidos contra ellos. En estas circunstancias, para mejorar la seguridad puede actuarse sobre alguno de los vértices del “Triángulo de la Seguridad” humanitario, que tal y como explicó consiste en protección, con la reducción de la vulnerabilidad; disuasión, con la presentación de una contra amenaza, y aceptación, lograda mediante el diálogo con las comunidades y con las partes del conflicto.
Asimismo, puso de manifiesto el problema que plantea la actuación en zonas de conflicto de los actores humanitarios por la amenaza a la seguridad de los propios cooperantes. “En la situación actual basar la seguridad en la aceptación como han hecho tradicionalmente las organizaciones humanitarias es cada vez más difícil”.
A su juicio, hoy en día es más necesario recurrir a la protección o trabajar alineados en unidades de fuerzas militares, policiales. “Hay un equilibrio entre aceptación y seguridad que es muy difícil conseguir en los conflictos actuales”, concluyó.