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El coronavirus ha venido para quedarse, apunta. Pero es razonable pensar que en un tiempo, que no va a ser corto, se podrá controlar más o menos la enfermedad, añade. “Seguimos con incertidumbres pero tenemos certezas que no se deben desmontar. Hay que insistir en ellas y, utilizando el método científico, valorar cuáles van a persistir o se van a modificar”.

El problema es que ha habido muchos bandazos.
Hasta ahora, con los datos que hay, las medidas que se proponen son las adecuadas. El arsenal terapéutico está mejorando pero es limitado. Parece claro, así lo dicen los expertos, que hay que esperar a la vacuna y mientras hay que seguir con las medidas de contención. Se ha criticado, sobre todo desde ciertos movimientos, que ha habido instrucciones contradictorias. Y es verdad. Conforme se avanza en el conocimiento de la enfermedad se modifican las recomendaciones. Es una de las virtudes del método científico. No se queda anclado.

¿Razonablemente optimista?
Hay que dar un tiempo a la vacuna pero creo que la enfermedad podrá ser controlada. Los expertos también dicen que tendremos otras pandemias. Está claro que el sistema sanitario se tiene que preparar para situaciones de este tipo.

Los datos no son buenos. ¿Cómo ven el otoño?
Con incertidumbre. El escenario en otoño, como se puede solapar con la gripe, inicialmente se ve complicado. La media de edad de los afectados está aumentando y también las hospitalizaciones. El mensaje que se lanza es que no estamos como antes. Pero también es cierto que la situación es para preocuparse. Como Colegio queremos pedir la colaboración de los ciudadanos con las medidas de prevención que se proponen. Es básica para un mejor control.

¿Cree que es conveniente que los niños vuelvan al colegio?
Los profesionales del ámbito de la educación ya dijeron que las medidas se han planteado con muy pocos días y algunas son imposibles de poner en marcha. Desde el punto de vista sanitario, las medidas están claras. Hay un documento de la Organización Médica Colegial y de sociedades de pediatría que hablan de la necesidad de distancia, mascarilla, ventilación, grupos reducidos… Es lo indicado. Todos los profesionales de la salud que atienden a niños están de acuerdo en que es necesario empezar las clases.

Hay consenso.
Sí. Hay unanimidad. Es necesario porque el colegio es un ámbito de socialización adecuado para el desarrollo personal. Habrá que modificar cosas. Espero que los centros tengan la capacidad de hacerlo y que la administración esté ahí para echarles una mano.

¿Ha pillado el toro en la vuelta al colegio?
Sí. Ha pillado un poco el toro. Las medidas se podían haber transmitido antes para que los centros se pudieran adaptar con más tiempo. Inicialmente se ha propuesto que sea presencial pero habrá que ir modulando. Y no es lo mismo la presencialidad en niños pequeños que con más edad.

Lo que ocurra con la vuelta al colegio afectará a toda la población.
Por eso se tienen que establecer mecanismos de coordinación entre los centros escolares y la Atención Primaria, una vez más, y el Instituto de Salud Pública y Laboral. En algunas comunidades ya se han establecido equipos de coordinación.

MÉDICOS CANSADOS

¿Cómo se encuentra el colectivo médico?
Preocupado y también cansado. Durante la época de confinamiento la presión ha sido muy alta y la respuesta ha sido magnifica pero eso tiene sus consecuencias. Entre otras, a pesar de que algunos, no todos, han podido descansar hay como un cansancio de que la situación no se ha corregido y la incertidumbre de lo que pase.

¿No ha sido posible descansar en verano?
La sensación es que no todo el mundo ha podido descansar y, sobre todo, lo que sería necesario. Desde el punto de vista de refuerzos, en general no se han cubierto las vacaciones. Las personas que se han quedado trabajando han hecho su actividad más la de otros. Es así especialmente en Primaria. En otoño las plantillas se normalizarán pero es conocido que hay una necesidad de refuerzo de médicos y no se ha cubierto. No es de ahora. En Primaria claramente no se ha dado.

En Atención Primaria hay muchos profesionales saturados que, además, están inmersos en un nuevo modelo.
Se ha cambiado un modelo de forma brusca y sin una información adecuada a profesionales y población. Eso está generando problemas. Pero hay que tener en cuenta que lo primordial es que ningún centro sanitario se convierta en un foco de contagio. Eso requiere medidas que a veces pueden resultar impopulares y que, en todo caso, hay que mejorar y matizar. No tengo duda de que los profesionales han hecho su trabajo.

Hay que profundizar en ese cambio…
Hay que trabajar claramente en la búsqueda de esa coordinación entre los equipos directivos y los profesionales.

Médicos cansados, sin refuerzos y las cifras de afectados crecen. ¿Qué hacer desde el punto de vista profesional?
No tengo la más mínima duda de que los médicos van a volver a estar en primera línea. Tenemos que confiar en que van a darlo todo. Las medidas que tienen como finalidad el apoyo a esos profesionales, como la búsqueda de refuerzos, deben ponerse en marcha cuanto antes. Hay problemas estructurales pero hay que pensar en solucionarlos de una vez.

¿Qué tipo de medidas?
Es preciso medidas estructurales que supongan un incremento de plazas en las especialidades más necesarias. Primero tiene que disminuir la eventualidad. Y, segundo, que los contratos sean atractivos para los profesionales, que les den estabilidad e incentivos para plazas de difícil cobertura, medidas de conciliación… Es una realidad. Hay que hacer atractivo trabajar en nuestra comunidad. Todos estamos en lo mismo.

¿Se sintieron un poco desamparados por la administración?
Parece que hay un cierto distanciamiento. En ocasiones la sensación, especialmente en algunos colectivos, es que las medidas no se acaban de consensuar adecuadamente con los profesionales y pueden tener la sensación de que sus propuestas no son atendidas.

¿Se tiene que contar más con los profesionales?
La sensación general es que se debe contar con los profesionales y, sobre todo, que éstos tengan la sensación de ser adecuadamente atendidos y escuchados. Buscar el equilibrio no es fácil y es preciso canales claros de comunicación con sociedades científicas y colegios profesionales, aunque a nosotros nos han atendido.

¿En los meses duros de la pandemia también?
Propusimos cosas que se aceptaron, como el tema de los hoteles, los registros de profesionales… Fueron iniciativas que partieron de los colegios profesionales.

RELAJAMIENTO

¿Cree que la población se ha relajado en verano?
La sensación es que ha habido una cierta relajación. Probablemente porque hemos pasado una época de mucha contención, mejoraron los números y quizás no se haya transmitido adecuadamente la necesidad de extremar las medidas de contención. El uso de la mascarilla se ha normativizado como obligatorio y está generalizado pero hay que insistir en el uso adecuado.

¿Qué se debería hacer para mejorar la situación este otoño?
Hacen falta medidas de coordinación a nivel estatal y autonómico. Ya vamos un poco tarde. La normativa actual está llevando a resoluciones contradictorias. Eso debería corregirse con una normativa que permita al estamento judicial tener claras cuales son las competencias autonómicas y estatales. Desde todos los ámbitos han dicho que es necesario pero en la práctica no se han puesto de acuerdo.

¿Qué otras medidas cree necesarias?
Reforzar el compromiso de los ciudadanos con las medidas de prevención. Ya se hacen campañas pero hay que poner de manifiesto que el uso de medidas de este tipo son realmente útiles. De hecho, Salud Pública indica que con estas medidas han mejorado enfermedades gastrointestinales y neumonías.

¿Más tareas pendientes?
Tratar bien a los profesionales en el sentido de que se sientan atendidos y comprendidos. Estamos orgullosos de los profesionales. En la ola covid, por ejemplo, hubo un llamamiento del Colegio de Médicos a profesionales para hacer refuerzos.

¿Qué respuesta tuvo?
Se llamó a jubilados, médicos con actividad privada que la dejaron de realizar por el estado de alarma, profesionales del ámbito público cuya actividad no estaba relacionada con el ámbito asistencial y a los premires, los que han acabado el MIR y esperaban plaza. En total se apuntaron 228 médicos en Navarra. La gente está comprometida claramente.

¿Volverán a llamar?
Esperemos que no sea necesario, pero si lo es, volveremos a hacerlo. Sin embargo, deberíamos ser capaces de atender la situación sin necesidad de tensionar tanto el sistema.

Decía la Administración que estaba preparada y luego se reconoció que no. Que nadie se esperaba una situación así. ¿Estamos ahora preparados para una segunda ola?
Ya no se puede decir que hay cosas que no se conocen. En cuestiones relativas a material hay una reserva estratégica e incluso con alianzas con empresas para caso de necesidad. Y los profesionales van a estar ahí. Si es necesaria la colaboración público-privada, que fue un ejemplo, se va a dar. Pero hay incertidumbre. ¿Puede llegar a tensionar el sistema otra ola? La esperanza es que no, pero no tenemos certeza de que no vaya a pasar.

Es lógico pensar que pueda volver a pasar.
Depende del tipo de paciente. Los que ingresan ahora son más jóvenes y consiguen altas antes. Y eso tensiona menos el sistema. El problema es si se deriva hacia pacientes de más edad. Con criterio general hay que insistir en lo que se está haciendo: detectar precozmente los positivos y sus contactos, realizar pruebas PCR y control de los pacientes. También es interesante el proyecto Seprosana (test a profesionales), que ha supuesto un esfuerzo importante de la Administración y profesionales.

¿Le parece adecuado?
Sí. Hasta donde sabemos es único en España, al menos con resultados publicados. Y hay que ampliarlo al ámbito sociosanitario.

El presidente del Colegio de Médicos considera que el rastreo y la detección de los positivos está funcionando. No obstante, añade que el control a veces es complicado desde el punto de vista sanitario y hay que insistir a los contactos estrechos ser estrictos en las medidas. “También en la aplicación de la norma y en el control, incluso en el aspecto punitivo, para quien se la salte”.

Han surgido movimientos que niegan incluso el virus. ¿Qué opina?
Las personas que siguen esos movimientos son heterogéneas. Hay personas de cualquier ámbito social y que hagan llamamientos al incumplimiento de las normas que buscan el control de la salud pública es una grave irresponsabilidad. Es especialmente peligroso cuando esos mensajes vienen de profesionales sanitarios y, más concretamente, de médicos.

¿Ocurre también en Navarra?
Sí. Hemos recibido varias comunicaciones en el Colegio respecto a determinadas actitudes o informaciones que figuran en las redes. Somos conscientes de esa situación. Internamente se están estudiando algunos comportamientos y se valorará lo que haya que hacer desde el punto de vista del control deontológico, que es lo que tienen que hacer los colegios profesionales.

¿En qué sentido?
Se suele negar la utilidad del uso de mascarillas, poner en duda la existencia del virus o que todo forma parte de una conspiración mundial…

¿El colegio va a actuar?
Puede actuar. El procedimiento es estudiar las manifestaciones públicas de esos profesionales. Hay una comisión deontológica que estudia estas y otras actuaciones y propone las actuaciones que corresponda en función de la gravedad de la actuación.

¿Son muchas?
Muy pocas. No importa el número sino la influencia que puedan tener sobre la información de la población. En las redes no hay filtros y se puede dar el mismo valor a un tipo de información que a otra. Si hay personas que necesitan información pueden recurrir a los colegios profesionales, sociedades científicas… La información que se ofrece en los colegios se basa en fuentes oficiales y sociedades científicas mediante enlaces a las webs. La gente que duda de informaciones puede consultar estas en lugar de recurrir a las fuentes negacionistas.

¿Por qué cree que surgen estos movimientos?
Puede ser un mecanismo de defensa o contestación. La gente también está muy saturada y necesita oir otro discurso: esto no es para tanto, libertad…

El Colegio de Médicos de Navarra ha propuesto al departamento de Salud la puesta en marcha de un recurso propio de apoyo destinado a los médicos de tipo telefónico. El presidente, Rafael Teijeira, destaca la alta presión de trabajo de este colectivo. “Es un mecanismo de profesional a profesional cuya clave es la confidencialidad. Se trata de ofrecer herramientas para manejar bien las situaciones”, explica. A su juicio, el apoyo y la salud de los profesionales es fundamental y cuando llaman al Colegio manifiestan la necesidad de transmitir su situación así como que alguien les escuche. Actualmente hay un acuerdo para una herramienta de este tipo entre los Consejos Generales de Medicina y Enfermería, que incluye a la fundación Galatea (base del Paime- Programa de Atención Integral al Médico Enfermo-) y Fundación La Caixa. La idea es reproducirlo en Navarra y, si se precisa más atención, derivar al médico al Paime, un programa con más de 20 años de recorrido.